Historia #20
HAMBRE Y SED
HAMBRE Y SED
Era el año 1992, y, si no me equivoco, era un sábado en la mañana, mis padres se habían ido a tratar de ganarse algunos pesos para seguir en su lucha de criar 4 hijos. Vivían desesperados por la situación tan dura por la que estaban pasando. Ese día no tenían nada para darnos de comer, igual tenían que intentarlo, por eso salieron con la esperanza de traernos alimento.
Eran casi las 11:00 a.m., el hambre estaba atacando nuestra calma y fue entonces cuando Bani y yo recordamos que 2 años atrás, en un Diciembre, mi papá nos había llevado donde unos familiares muy cercanos, y allí nos habían servido un chocolate con galletas. Nos entusiasmamos demasiado, planeamos la odisea de ir hasta allá, sabíamos que había que cruzar un camino rural y peligroso, bajo el inclemente sol de medio día pero eso no importaba porque sólo teníamos en la mente el chocolate y las galletas, y sin más reparos, nos tomamos de la mano y partimos hacia nuestro destino.
Eran casi las 11:00 a.m., el hambre estaba atacando nuestra calma y fue entonces cuando Bani y yo recordamos que 2 años atrás, en un Diciembre, mi papá nos había llevado donde unos familiares muy cercanos, y allí nos habían servido un chocolate con galletas. Nos entusiasmamos demasiado, planeamos la odisea de ir hasta allá, sabíamos que había que cruzar un camino rural y peligroso, bajo el inclemente sol de medio día pero eso no importaba porque sólo teníamos en la mente el chocolate y las galletas, y sin más reparos, nos tomamos de la mano y partimos hacia nuestro destino.
Como siempre, en esa época, éramos visualmente desagradables, igual, eso ni me importaba, porque siempre me he sentido muy hermoso, el feo es Bani, pero eso tampoco me ha importado, porque así lo quiero.
Caminamos aproximadamente 40 minutos, asustados porque decían que por ese camino robaban niños, corrimos y llegamos al otro barrio, empezamos a buscar la casa de los familiares, pensamos que nos habíamos perdido, pero afortunadamente llegamos. "Lo logramos", eso fue lo que pensamos, tocamos el timbre, y salió un familiar.
Quiero que para esta escena se pongan en el lugar de ese familiar: Abre la puerta, sale y lo primero que ve son dos "flacuchentos", "muelones", sucios y sudados, niños feos que nadie había invitado. No se imaginan la cara que hizo cuando nos vio, como si hubiese visto caca, como si una enfermedad estuviese tratando de entrar en su casa, como si no fuésemos su familia. Como si fuera poco, cuando abrió su boca fue para decirnos lo siguiente: "Nosotros vamos de salida, el taxi ya va a llegar", y sin ningún tipo de compasión, nos tiró la puerta en la cara.
Teníamos mucha sed, estábamos exhaustos, no recuerdo si lloramos, yo creo que no, pero lo que sí recuerdo es que nos volvimos a tomar de la mano para poder regresar a casa.
Cuando estábamos cruzando de nuevo el camino rural, vimos unas cabras que estaban tomando agua de un charco de lluvia, nos miramos a los ojos, sonreímos y sin pensarlo dos veces, espantamos las cabras y nos apoderamos de su agua, así calmamos nuestra sed. Sólo faltaba calmar el hambre, entonces, decidimos buscar entre la maleza, un cactus redondo, pequeño, que produce una "fruta" con forma de ají, a eso le llamamos "tunas", y por fortuna, conseguimos varios, comimos, y así calmamos el hambre. Tomamos nuestras manos y volvimos a casa.
ESE DÍA APRENDÍ QUE SOY AFORTUNADO DE SER GEMELO!
Menos el día que me confundieron con él y me pegaron en la calle.
Menos el día que me confundieron con él y me pegaron en la calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario