martes, 2 de junio de 2015
Historia #6: AHORCANDO LA NUTRIA
Bani y yo a los 13 años dormíamos en la cama de arriba de un camarote, y una noche todo temblaba bruscamente y no era un sismo, yo no lo podía creer, en serio, yo sabía qué estaba pasando pero no lo quería confirmar, pero me sentí tan incómodo que le hice una confrontación al pobre del Bani:
"Qué está haciendo?", le pregunté, "nada", contestó el cobarde, pero yo sabía que a esa edad si usted se ahorcaba la nutria, era como estar ahorcando a una nutria con unos quince días de descomposición jajajajajajaja, entonces le dije:
"Venga le huelo la mano (derecha)", pero ¿Qué mierda he olido?
Efectivamente estaba ahorcando a ese difunto y al verse descubierto empezó a llorar y me dijo:
"No le vaya a decir a mi papá"
Y lloraba y lloraba hasta el punto que sentí compasión y me uní a la causa diciéndole:
"No se preocupe, yo también me la hago"
A ese 'man' le cambió el semblante como quién dice YA NO CAIGO SOLO, en ese instante él tomó mi mano izquierda, porque soy zurdo, la olió y se dio cuenta que no olía a muerto y se puso a llorar porque pensó que yo se lo había dicho sólo como consuelo y yo, sin pensarlo dos veces le confesé mi mayor secreto hasta ese momento: YO ME LA HAGO CON LA DERECHA juajuajuajuajua.
Por respeto a mi valentía, Bani esa noche no siguió ahorcando la nutria.
Aprovecho el momento para mandarle un saludo a la nutria hedionda de Bani.
ESE DÍA APRENDÍ QUE EL APOYO TIENE QUE SER EN CUALQUIER TIPO DE SITUACIÓN.
Olía tan inmundo la mano de Bani que se me peló la garganta jajajajajajajajajaja.
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