Historia #34: EL DÍA QUE BANI MURIÓ

Historia #34
EL DÍA QUE BANI MURIÓ

Bani y yo teníamos 9 años, los dientes delanteros eran más grandes que nuestras caras, éramos bonitos sólo para mi mamá y nos gustaba ir a buscar "tunas" en los cerros cerca donde vivíamos.
Recuerdo que nos causaba mucha curiosidad saber cómo hacían los ladrillos en los "Chircales". Era extraño para nosotros saber que cocinaban la arcilla en hornos de leña.

Un día nos acercamos a uno de los chircales del barrio, en Boconó, y empezamos a "chismosear" el lugar con mucha cautela, pero la dicha nos duró poco cuando el perro guardián del lugar empezó a perseguirnos, gritábamos como "Princesos", corríamos como gallinas y llorábamos como unas gemelitas consentidas, jajajaja.

Llegamos al filo de un barranco, no teníamos escapatoria, vimos unas ramas a la orilla y, sin dudarlo, nos colgamos de ellas para escondernos de la bestia que quería asesinarnos.

Bani y yo nos miramos a los ojos, vimos el miedo reflejado en el rostro del otro, cuando de repente no vi más el miedo en el rostro de Bani...
...se había caído, jajajajaja, se rompieron las ramas de donde estaba agarrado, cayó de una altura como de 20 metros de niño que equivalen a 1 metro real, y se mató!!!!...

...eso fue lo que pensé, yo estaba destrozado porque ya no iba a tener un gemelo, lloré con más intensidad, todo por culpa de ese "monstruo asesino", no aguanté más, busque la forma de bajar para recoger el cuerpo del difunto y vaya sorpresa la que me llevé cuando vi que estaba vivo. Luego, nos sacudimos la tierra, respiramos profundo y volvimos a casa.

ESE DÍA APRENDÍ QUE NO DEBO CODICIAR LOS JUGUETES DEL DIFUNTO!
El perro era como un chihuahua, jajajajja.

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