viernes, 23 de septiembre de 2016

Historia #36: ESPERANDO EN LA PUERTA

Historia #36
ESPERANDO EN LA PUERTA
Hay recuerdos que me conmueven demasiado, que quebrantan mi alma, que, por más fuerte que me sienta, me doblega de dolor.
Recuerdo que en el año 1990, cuando mi hermanita Eva tenía 1 añito, la crisis estaba matándonos de hambre. Yo no sé cómo hacían mis padres para soportar esa presión sicológica tan brava, al ver que no tenían alimento para sus 4 hijos y mucho menos para ellos y, además de eso, sé que ellos tenían más hambre que nosotros porque cuando conseguían un bocado de comida, muchas veces, solo alcanzaba para los hijos, mientras que ellos calmaban su hambre viéndonos comer. En este momento tengo unas lágrimas de agradecimiento.
Mi papá salía a buscar el sustento, mientras tanto, mi mamá se iba con nosotros a buscarnos cupo en alguna guardería para asegurarnos un bocado de comida, pero no era fácil, ya que en ninguna nos recibían porque teníamos 8 y 9 años, sobrepasábamos la edad límite para estar en una guardería.
Recuerdo que llegamos a la guardería de la mamá de un amigo, y mi madre le rogó para que nos recibiera, pero la señora le insistía que sólo podía recibir a mi hermanita, porque nosotros no tendríamos cobertura alimenticia y ella tampoco tenía cómo darnos de comer. Luego de una larga conversación, la señora nos recibió y mi mamá se fue a buscar trabajo.
Nosotros estábamos muy felices porque por fin íbamos a almorzar, estábamos ansiosos, queríamos que sonara la campana para sentarnos en la mesa con los demás niños, era el mejor día de mi vida.
La "Profe", como le decíamos a la señora de la guardería, empezó a servir el almuerzo, veíamos como acomodaba los platos en la mesa, 1, 2, 3 4, 5 platos, 6, 7, 8, en fin, vimos cómo llenó la mesa de comida, y antes de tocar la campana, nos dijo a los 3 hermanitos: "Niños vengan", nos llevó hacia el patio y nos dijo: "Esperen aquí", se entró a la casa, cerró la puerta del patio, y tocó la campana.
Nosotros solo mirábamos la puerta esperando que se abriera para entrar a almorzar pero eso no sucedía, escuchábamos las cucharas contra los platos y la ilusión crecía, llegamos a pensar que tal vez la Profe estaba esperando que se desocuparan los puestos para servir nuestros almuerzos, pero no, no sucedió nada de lo que queríamos que sucediera, y ahí estábamos, los 3 hermanitos en el patio de una casa ajena esperando que nos abrieran la puerta para entrar a almorzar.
Me duele recordar la desilusión que sentimos cuando al fin nos dejaron entrar y nos dimos cuenta que no había comida para nosotros. Éramos unos niños, no entiendo cómo pudo hacernos eso por una semana completa.
ESE DÍA APRENDÍ QUE POR LO MENOS MI HERMANITA SÍ PODÍA COMER.
La inocencia de un niño es tan pura que espera ilusionado para ver si al otro día su sueño se hace realidad.
Dedicado a mi Familia. Los Amo.
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1 comentario:

  1. Aun Viven aquellas peronas que les hicieron eso? , cual es tu reacción al verlas ahora? Sabrán Que Uds Ya No tienen necesidad?. AVeces escucho sus historias como la de la canasta de comida y esta, y realmente siento tristeza, gracias a Dios hoy ya esos malos tratos no quedan si no en el pasado... Bendiciones parceros

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